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¿Cantidad o calidad?

Una de las ventajas que nos ha traído la fotografía digital es que, al no depender de carretes, podemos «disparar» sin preocuparnos por los costes de revelado. ¿Seguro?

El otro día me preguntaba un amigo sobre la media de fotografías que podía tomar en una sesión. No sabía darle una respuesta precisa. No es lo mismo las fotos que necesitas para cubrir un book, una boda o un evento. Lo que sí podía responder es que «menos que antes«. Y no me refiero a menos que en la época de los carretes, sino a menos que cuando comencé en digital; y mucho menos según va pasando el tiempo.

Creo que tenemos mal definido lo que consideramos costes de revelado. La mayoría sólo ve en estos costes el precio de revelado de los carretes que teníamos en los viejos tiempos. A mi me gusta incorporar hoy en día el tiempo de postproceso. Y en ese tiempo de postproceso, donde no tenemos necesariamente que procesar todos las fotos, incluyo los tiempos de carga, backup, visualización y selección.

¿Cuántos de vosotros regresáis de una sesión cargados de tarjetas, con 20,40 o 60 Gb de datos?¿Cuánto tiempo tardáis en volcar esa información a vuestro ordenador? Realmente es mucho, mucho tiempo. ¿Y en visualizar y seleccionar las fotos que luego formarán parte de vuestro flujo final de trabajo?¿Realmente se obtiene más calidad?¿Calidad por la cantidad?

En mi caso particular hace tiempo que me di cuenta de que no por hacer más fotos obtenía más calidad.

No niego que en determinadas circunstancias y trabajos lo mejor sea activar el disparo secuencial. Hay momentos en los que el disparo a ráfaga es nuestra única salvación.
Pero la mayoría de las veces recuerda que cuantas menos fotos hagas, más selectivo tendrás que ser con las tomas, y menos tiempo perderás después en seleccionar una foto de entre 30 que son iguales pero con pequeños grados de inclinación.

Mejor pierde el tiempo en hacer buenas fotos y no caigas en la trampa de la calidad por la cantidad.

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Fotografía y presencia en Internet II

Ya me gustaría decir que la publicación ayer de la entrada Fotografía y presencia en Internet ha provocado una cascada de opinión por la red.

Sin embargo, como las serendipias realmente existen, a continuación os relaciono una serie de artículos que he visto hoy que amplían/modifican/contradicen algunas de las impresiones que os dejé ayer.

En Xatakafoto: Cinco motivos y una conclusión para crear nuestra web fotográfica
En DZoom: El Fotógrafo y las Redes Sociales: Cómo (No) Morir en la Red…
En Tinkle: Fotografía y Redes Sociales

Buenas lecturas donde no podemos negar que el mundo de la fotografía y el social media están íntimamente relacionados hoy en día … y que las inquietudes en este aspecto no dejan de aumentar.

¿Cuanto falta para el Primer Congreso de Fotografía y Social Media?

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Fotografía y presencia en Internet

Una característica que tiene Internet, y por ende todo sistema conectado, es que cuando buscas determinado tipo de información todo el sistema se sintetiza en ese área de conocimiento.

Si utilizas internet para la fotografía, bien sea por los blogs que visitas, por los foros que frecuentas, por las personas con las que te relacionas en las redes sociales, etc. toda Internet se vuelve como si fuese exclusivamente fotográfica.

Esa peculariedad es una de las causas que nos hace pensar que si no estamos en Internet, fotográficamente hablando no estamos presentes. Y todo lo que gira alrededor del Social Media hace que esta impresión se vea reforzada cuando se le pide al fotógrafo que, además de hacer fotos, tenga que tener su portfolio en Internet, tener cuentas en Twitter, Facebook, Google+, 500px, Flickr, etc . Más su estrategia de presencia correspondiente.
Me da la sensación que muchos fotógrafos, entre los que me incluyo, pasamos más tiempo en Internet que en la calle. Yo me justifico por ser informático y ser mi herramienta de trabajo principal, pero estoy seguro que buscaría cualquier excusa si no fuese así.

Se trata de una situación curiosa. Por lo que veo y hablo con otros fotógrafos parece que hoy en día es la forma en la que debe llevarse una carrera fotográfica. ¿Pero estamos seguro de eso?
No voy a hablar aquí de marca personal o de estrategias de posicionamiento como fotógrafos en Internet. Sólo quería comentar una situación curiosa que me encuentro con mucha habitualidad.
Antiguamente la carrera de muchos fotógrafos pasaba por estudiar fotografía, buscar una colaboración como ayudante de un profesional, ir conociendo el mercado, clientes, agencias; construirse un portfolio, patearse esos clientes …. y, con mucho trabajo y suerte, encontrar su hueco en este mundo. ¿Sigue sirviendo ese modelo donde Internet no aparece por ningún sitio? A tenor de historias que veo día a día parece que sí.
Lo curioso, como quería comentar, es que muchos fotógrafos que viene de “épocas doradas” antiguas siguen así, y aunque se hayan pasado al mundo digital como mucho utilizan el correo electrónico.
Hay multitud de fotógrafos muy bien posicionados en el mercado, profesores de escuelas de prestigio, retocadores de revistas importantes, receptores de algunos encargos que los demás no podríamos ni soñar … que si los buscas no existen en Google. ¿No habíamos quedado que si no te encuentras en Google no existes?

No he hecho una estadística pero me temo que hoy por hoy hay más fotógrafos de renombre con trabajos muy bien remunerados que fotógrafos localizables por Google en la misma situación. Y cuidado, que de estos últimos, ya me gustaría a mí llegar la mitad de su calidad como fotógrafos.

Lo que quería dejar como reflexión, igual que la frase “ … que las ramas no te impidan ver el bosque” diría “ … que el mundo virtual …. no te impida seguir viendo un mundo real”, un mundoparalelo que sigue existiendo cuando desconectas de Internet.

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Adriana Lima y un fotógrafo con mala leche

No voy a entrar en el debate de si retoque sí o retoque no. Hay fotos que retoco, otras que no, y en general me gusta más la fotografía natural de modelos, sin esos rostros/cuerpos que parecen figuras de cera.

Pero lo que ha hecho este fotógrafo con Adriana Lima para la última campaña de Victoria Secret, en mi opinión, tiene muy «mala leche«. A no ser que se trate de un error como aquel con Cristina Pedroche.

Si se mira el resto de la serie no parece que la idea fuesen unas fotos de cuerpo muy natural.

Esta imagen viene a demostrar que las modelos, incluso las top, no son tan perfectas como se cree (nada nuevo que no sepamos). Pero qué menos que buscar una pose «favorecedora». Esos pliegues del ombligo, lo que parece la señal de la vacuna de la viruela en el hombro (que no sabía que se sigue poniendo en algunos países), la iluminación atravesada a medio rostro … en fin, cuanto más miro la imagen … menos me lo creo …

Fotógrafos, Opinión

¿Qué historia sigue a una fotografía?

Hace unos meses, durante Fotogenio 2010, tuve la oportunidad de conocer personalmente a Walter Astrada (World Press Photo 2007, 2009 y 2010). Fotoperiodista … se ha jugado la vida en muchos conflictos y situaciones, de los que resultan magníficas fotografías a las que no todos podemos llegar.

Su trabajo es impresionante, pero para ilustrar lo que quiero comentar me quedo con este:

Tomada durante la violencia que asoló Kenya, nos muestra la verdadera cara del terror e impotencia que siente un niño ante lo que «parece» una agresión o un intento de entrar en su casa.

La foto me impactó. Todavía lo hace incluso ahora que conozco su historia.

Me recordó, y la forma en la que se organiza el cerebro para buscar similitudes es inexplicable, a la fotografía de Kevin Carter de una niña a punto de ser comida por los buitres:

Para mí son fotos, que más allá de la dureza del momento que captura, me llenan de sentimiento de impotencia. De saber de si yo hubiese estado allí … habría actuado … habría hecho algo. Son fotos que también invitan a saber más, a querer saber qué pasó.

De la historia de Kevin Carter sabemos mucho. La fotografía fue tomada en Sudán y publicada en el New York Times el 26 de Marzo de 1993. Hay historias que cuentan que Carter esperó a tener una toma totalmente desgarradora. Que esperó a que el buitre abriese sus alas. Se le culpó de no ayudar a la niña, ni de denunciar verdaderamente la hambruna de Sudán.

Un compañero de Carter, Joao Silva, comentó que Carter esperaba a que la niña defecara (era lo que el buitre realmente quería comerse) y que para nada peligraba la situación de la niña. Walter Astrada, que poseía información de primera mano (precisamente le interrogué por esta fotografía) me comentó que los padres de la niña estaban a su lado, sólo que no se veían en el encuadre.

Lo cierto es que Kevin Carter se suicidó en Julio de 1994 (poco tiempo después de recoger el premio Pulitzer). Dejó una nota con el siguiente mensaje: “Ante todo, he de decir que lo siento, lo siento mucho, he llegado a un punto en el que el dolor de la vida supera con creces a las alegrías en el que la dicha ya no existe. Me persiguen los recuerdos de las masacres y los cuerpos…

¿Qué pasó realmente con esa niña? Parece que está claro que no le pasó nada en el momento de la foto. Hoy aparecía en el Mundo el siguiente artículo: Kong Nyong, el niño que sobrevivió al buitre. Ahora sabemos que no era niña, sino niño; que sobrevivió a aquel día y que murió hace 4 años. Aquí el padre nos muestra la famosa foto, sin saber lo famoso que era su hijo:

En el caso de la foto de Walter me comentó que una serie de policías estaban buscando algo en un suburbio de Kenya. Entraban casa por casa y llegaron a esta casa donde estaba el niño sólo. Sus familiares estaban trabajando y él se había quedado al cuidado de la casa.

No pasó nada, la policía al ver que estaba sólo le dejó en paz y continuó su búsqueda. Walter se quedó con el niño, lo arropó y esperó a su familia. Incluso varios días después siguió interesándose por su estado.

¡Qué historia tiene una fotografía! La que nosotros queremos interpretar … y su verdadera historia detrás.