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Dos formas de concebir la fotografía

Cuando nos disponemos a fotografiar siempre tenemos dos forma de hacerlo: ser reactivos (tratar de capturar lo que vemos, sin más) o ser proactivos (intentando crear «algo» a partir de una toma reactiva o «elaborando» la escena).

No es mejor un tipo de fotografía que otra. Quizás el modo reactivo está más cerca del fotoperiodismo o la fotografía documental, mientras que la publicidad o el retrato se sirve más de lo proactivo.

Fotografía Reactiva:

Como decimos, se trata de capturar una escena sin más. Entendiendo como tal que no preparamos la situación, las luces, etc. No estamos pensando en ir a una determinada localización a una hora del día determinada intentando capturar algo.

Aquí la imagen directamente nos viene a la cámara. Lo único que hay que hacer es estar pendiente para capturar «el momento».

La fotografía que vamos a utilizar para ilustrar este punto fue tomada en el año 2004, en la avenida principal de entrada a Niza, Le Promenade des Anglais. Aunque no era verano, el clima y las vacaciones en el país hacía que la ciudad estuviese plagada de turistas. El paseo frente a la playa no era ajeno a esto y cientos de personas paseaban, patinaban, iban en bici, etc. Prácticamente imposible disponer de un trozo del paseo para hacer una foto sin turistas.

Ibamos en coche y justo al parar en un semáforo, en medio del paseo, y girar la vista a la derecha, vi la siguiente imagen:

foto1niza

Tuve que pedir a mi acompañante que echase para atrás el asiento, bajar la ventanilla, coger una cámara compacta de Sony que llevaba en aquel momento (apenas 3 M, recordad que hablamos del 2004); la reflex de carrete iba en el maletero; y con sólo el tiempo que tardó en encenderse el semáforo cambió de color.

La buena educación francesa de no pitar al segundo de cambiar el color del semáforo, un modo automático de la cámara, y la suerte de no tener ningún turista por medio en ese preciso instante hizo el resto.

Se trata de una foto que tiene algunos errores técnicos de composición: ni seguimos tercios, no manejamos bien la altura del horizonte, no descentramos el sujeto … cosas que puede arreglar un reencuadre pero que quería mostraros en su formato original.

Una foto totalmente reactiva. Estar en el sitio y momento justo para realizar una toma que permita transmitir algo. ¿Quizás la soledad de ese hombre mayor frente al mar?

Sin más pretensiones, sin ningún procesado posterior … es una foto que siempre me ha gustado.

Fotografía proactiva:

En este segundo tipo de fotografía estamos creando la imagen. Estamos siendo parte del concepto y la acción de la creación. Tenemos que visualizar y elaborar la imagen en nuestro cerebro y proveernos de los medios necesarios para llevar a cabo la toma. Bien sea por la forma en la que hacemos la captura, bien por el procesado posterior que le daremos posteriormente a la imagen.

Como ejemplo, y siguiendo con la temática del mar, vamos a comentar una fotografía realizada el verano pasado y que ya fue publicada en el blog.

La idea surgía bajo la petición de un familiar, en este caso mi madre, que aficionada a la pintura, quería tener un cuadro de sus nietos más pequeños. No se buscaba la fotografía como resultado final, sino como un medio que sirviese de base para luego realizar la pintura.

Lo primero fue pensar en ello, en las diferentes posibilidades que podían darse. ¿Luz natural o artificial? ¿De frente o de espaldas? (importante de cara a la complejidad de la pintura) ¿En qué contexto? ¿Con qué ropa? ¿Haciendo algo o simplemente posando? Había que pensar en ello de cara a tener la «mejor idea». Y con la complejidad añadida de que a mí no me bastaba con simplemente hacer una foto. Quería que la foto tuviese existencia propia frente a su traslado a una pintura.

Tras mucho pensar se empezaron a tomar decisiones:

  • Buscar un estilo pictórico de por sí en las fotos. Para ello me fijé en unos cuadros de Sorolla:

sorolla1 sorolla2

  • Las fotografías se realizarían en el mar. Teníamos que buscar la localización adecuada.
  • Aunque los niños no iban a vestir de forma vaporosa como los cuadros sí que buscamos un estilo común para los mismos. Para que no pareciese que iban de uniforme quedamos en que todos fuesen de blanco, como si fuese un estilo ibizenco; pero todos eran libres de vestir como quisiesen dentro de ese color blanco.
  • La fotografía se realizaría de espaldas. Lo interesante dentro del cuadro sería captar a cada uno por su silueta.
  • La hora para hacer las fotos sería al atardecer. Cuando tuviésemos una iluminación cálida y uniforme en toda la escena, aunque el procesado posterior de la foto quitaría la dominante cálida para no dejarla «anaranjada».

Mientras que esta lista de puntos se pensaron en el verano del 2007, las fotografías de la sesión no se realizaron hasta el verano del 2008. A veces, preparar el entorno cuesta demasiado.

Ya que debíamos tener el sol de frente a los niños, que estarían mirando a la playa, necesitábamos una playa donde el sol, al caer, hiciese justamente eso.

Por circunstancias de la vida conozco mucho la provincia de Cádiz. Y la playa que nos venía perfecta para ello era Costa Ballena.

A lo largo de los meses y días previos a la sesión el proceso fue más o menos como sigue:

  • Visitar playas alternativas, cerca de Costa Ballena, en dirección a Rota que nos permitiese disponer de un «gran tiro». Quería hacer la foto con teleobjetivo (necesitaba comprimir la toma), y no quería depender de bañistas ni de poca arena en la playa.
  • Comprobar las tablas de mareas para ver cuándo dispondríamos de marea baja con la luz adecuada.
  • Visitar la playa varias veces, buscado la luz de esa hora. Quedó fijada entre las 8 y las 9 de la tarde.
  • Buscar el día donde teníamos esa luz, las previsiones meteorológicas no anunciaban lluvia ni nubes y la marea estuviese baja.
  • Una semana antes de la toma y el día antes, visitar la playa y comprobar que efectivamente las condiciones que buscábamos se daban.

Ya sólo quedaba hacer la foto. Y lo más complicado, controlar a los niños.

Quien se dedique o intente hacer una foto a un grupo de niños comprobará cómo es prácticamente imposible que hagan lo que tú quieres. Hay que darles libertad …. decirles más o menos lo que quieres … y esperar a que hagan lo que esperas.

Hay que disparar y disparar ….

muestrario

Hasta que, al final, obtuvimos la foto que queríamos (original RAW):

marraw

Podéis ver que tener a todos los niños de pie, mirando al mar, fue misión imposible. No hay mal que por bien no venga; al estar cada uno en «su mundo» terminó dándole más dinamismo a la escena.

Así quedó la foto que sirvió como modelo para la pintura. Lamento no poneros copia del resultado …. que se queda en la intimidad familiar.

Lo que sí … finalmente terminé dándole un procesado a la fotografía para hacerla más «sorolla». Eliminar dominantes, efecto difusión, procesado de niveles, etc.

marjpg

Finalmente, con el marco, luminosidad y el nivel del horizonte corregido, en versión grande ….. cuelga de una pared de mi casa:

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Protege tus fotografías con Truecrypt

Siempre que pensamos en la protección de nuestras fotografías nos vienen a la mente temas como los derechos de autor, las marcas de agua o las copias de seguridad.

Sin embargo, existe un tema al que no se le suele prestar a la atención necesaria. La protección de las fotografías frente a accesos no autorizados.

Con la cantidad de información digital que generamos cada día, estamos llenando DVDs y discos duros de forma continua. Usualmente tendremos varios discos duros en casa. Puede que tengamos que transportarlos de un sitio a otro, e incluso puede que alguno lo tengamos conectado de forma permanente a nuestro PC (que a su vez está conectado de forma permanente a Internet).

Sea como sea, lo cierto es que el acceso a nuestras fotos muchas veces puede estar comprometido. Nos pueden robar un disco duro, se puede acceder por Internet a un disco local, etc.

Puede que no seas muy celoso de tu trabajo, pero dependiendo de las fotografías, de los contratos que tengas firmados con tu cliente, será necesario disponer de sistemas que nos garanticen que los datos no se encuentran sólo almacenados, sino que además lo hacen de forma segura.

En mi caso utilizo un software open source gratuito llamado truecrypt. Dispone de versiones para Windows XP, Windows Vista, Mac OS X y Linux. Es sencillo de utilizar, transparente en su utilización, fiable y puede que uno de los sistemas de cifrado más seguros disponibles actualmente.

Vamos a ver, paso a paso, cómo utilizarlo en su versión de Mac OS X (será igual para el resto de las versiones).

Descárgate la versión correspondiente a su sistema operativo y ejecuta el programa de instalación. Después de reiniciar tu sistema estará listo para funcionar.

Pulsando en el icono correspondiente tenemos acceso a la pantalla principal del programa:

imagen-1

Tenemos la opción de montar un volumen/dispositivo cifrado o crear un nuevo, que será nuestro caso si es la primera vez que estamos utilizando Truecrypt. Seleccionamos entonces Create Volume:

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Un volumen standard es el usual con el que trabajaremos, un volumen hidden (oculto) es lo que yo llamo el modo paranoico. Una vez que creamos un volumen, la forma de acceder a él será mediante la utilización de una clave. En un volumen hidden realmente crearemos dos volúmenes con dos claves. No existe forma (para un atacante) de saber si se enfrenta a un volumen normal o a uno oculto, con lo que con una clave podemos guardar cosas en una parte del volumen (las fotos por ejemplo) y con la otra en un apartado distinto (documentos sin importancia). Así si nos ponen una pistola en la cabeza y nos obligan a revelar la clave (ya se entiende lo del modo paranoico) podemos dar la clave que accede a la parte del volumen sin importancia dejando nuestros datos valiosos a buen recaudo. Aunque suene a muy paranoico, lo cierto es que hay países donde el cifrado o el no dar la clave de acceso a las fuerzas de seguridad es delito. Estos chicos de Truecrypt piensan en todo …

Vamos a crear un volumen estándar:

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Tenemos ahora dos opciones para crear nuestro volumen: en un fichero o en un dispositivo. En el primer caso crearemos un contenedor que será un fichero del sistema operativo (tan grande como queramos), por ejemplo ZONASEGURA.TC.  En el segundo caso el contenedor será todo un disco, llave USB o partición dentro de un disco.

Personalmente suelo utilizar para cifrar un disco completo la opción de dispositivo (cifro el disco completo). Y cuando tengo que trasladar datos, utilizo más la opción de fichero, así copio el fichero en un disco extraible o memoria USB compartiendo el espacio con otros datos.

Vamos a elegir la opción de fichero para continuar el tutorial. Si lo hacéis con la opción de dispositivo tened cuidado de no borrar una partición que contenga datos y mirad bien cómo lo haceis (no me hago responsable de experimentos 😉

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Hemos creado un fichero llamado CONTENEDOR.TC y lo hemos situado en el escritorio. Ahora especificamos el tamaño que tendrá nuestro contenedor (2 GB por ejemplo):

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Es importante tener en cuenta que no podremos redimensionar este tamaño después, con lo que debemos elegirlo bien.

El siguiente y muy importante paso es seleccionar la combinación de algoritmo de encriptación y hash que tendrá nuestro contendedor. El elegir uno u otro depende del nivel de seguridad que vamos a dar a nuestro espacio. Cuando mayor nivel de seguridad, mayor tiempo de proceso, mayor uso de la CPU y más lentitud de operación con el contenedor.

La realidad es que los ordenadores de hoy son bastante potentes. Así que yo, fiel a mi modo paranoico, suelo utilizar:

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Ahora es momento de elegir la clave de acceso a nuestro contenedor cifrado:

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Tenemos dos opciones. Teclear una clave (cuanto más larga mejor). O utilizar un fichero (que normalmente ya es grande de por sí) para que actué como clave. Esta ultima opción es la mas segura, pero dependeremos siempre de tener a nuestra mano el fichero de clave en cuestión. Cada uno decide.

El siguiente paso será seleccionar el formato de nuestro contenedor y proceder al mismo. Aquí es donde nos encontramos con las diferencias de producto dependiendo de si estamos en Mac (sólo podemos utilizar FAT) o Windows (donde podremos utilizar NTFS):

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Antes de proceder al formato nos encontraremos con una pantalla con una serie de caracteres en continuo movimiento (el Random Pool):

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Se trata de un tema técnico de generación de semillas para cifrado. Lo único que tenemos que saber es que cuanto mas movamos el ratón, y mas tiempo lo estemos haciendo, mas seguro (por aleatoria) sera nuestro contenedor.

Por último se procede al formato, que veremos tarda un tiempo en lo que se genera el contenedor:

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Al finalizar el proceso tendremos un fichero llamado CONTENEDOR.TC (con un tamaño de 2 GB) que será nuestro contenedor seguro. En el caso de haber utilizado un dispositivo dispondremos de la partición, disco o espacio correspondiente que hayamos elegido.

De vuelta a nuestra pantalla inicial, ahora en vez de crear un nuevo volumen, podremos montar este volumen contenedor que hemos creado (mediante Select File al ser un contenedor de tipo fichero):

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Seleccionamos en la parte superior un slot (esto en versión MAC, en Windows será una letra de unidad de disco libre) y pinchamos en Mount:

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Tendremos que introducir la clave que nos dará acceso al volumen cifrado, y quedará montado:

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Una vez montado el funcionamiento del servicio de cifrado es transparente. En el caso de Windows tendremos una nueva unidad de disco disponible (de 2 GB de capacidad) donde todo lo que copiemos dentro quedará cifrado. Y viceversa, al copiar algo de dentro de esa unidad hacia a fuera, se «descifrará al vuelo» y quedará de forma «normal» en nuestro disco duro.

En el caso de MAC igualmente tendremos un nuevo volumen (NO NAME):

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donde guardar de forma segura nuestra información.

Cuando queramos cerrar el acceso a este volumen cifrado simplemente tendremos (dentro de Truecrypt) que seleccionarlo y pinchar en Dismount. Si apagamos el ordenador el volumen se desmontará solo.

Las posibilidades de uso que tenemos son muchas (os recomiendo leer el manual), podemos cifrar un ordenador completo (caso de Windows), llevarnos una USB con el sistema de cifrado instalado para cuando utilizamos un ordenador sin Truecrypt instalado, podemos montar varias unidades de cifrado a la vez (mezclando de tipo fichero y dispositivo), etc.

Un sistema virtualmente inexpugnable para nuestras fotografías e información.

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Comenzando con la Fotografía de Estudio (Segunda parte)

En el anterior capítulo vimos cómo completar nuestro kit de fotografía de estudio con los componentes que necesitamos para disponer de un verdadero equipamiento de trabajo.

En esta nueva entrega veremos cómo utilizar todo este material.

La parte más misteriosa de la fotografía de estudio se refleja en cómo colocar y medir las luces de nuestra escena para hacer una toma perfecta. Además tenemos que añadir la elección de un objetivo adecuado, un/una modelo profesional, estilismo, maquillaje, etc . Si sabemos cómo elegir todo perfectamente sería muy difícil fallar, ¿no?

No vamos a complicarnos tanto. Hay multitud de libros, enlaces y tutoriales por Internet. Además nada mejor que la experimentación y la prueba práctica. Así que seguiremos con nuestro lenguaje básico y sencillo (del tipo  «esto es así porque lo digo yo«) que puede dar buenos resultados para comenzar.

Este podría ser un flujo de trabajo en estudio:

1.    Montar el estudio.
Bien en el salón de nuestra casa, en un garaje o en un estudio profesional, lo primero que tenemos que hacer es preparar nuestra zona de trabajo. Lo cual consiste en colocar el fondo que deseamos en nuestra toma (os recomiendo blanco o negro para empezar), montar los equipos de iluminación (con sus paraguas, difusores, etc.), reflectores, objetos de apoyo (columnas, jarrones, árboles, coches o nada), limpiar el suelo, paredes, cartulinas, etc. de toda suciedad y ambientarlo.
Por ambientarlo se considera que, si por ejemplo vamos a fotografiar a un/una modelo, y hace mucho frío, tener la calefacción encendida para que se vaya calentando la zona; o poner música que siempre ayuda.

2.    Situar las luces.
De forma más profesional a esto se le llama “seleccionar nuestro esquema de iluminación”. Por ahora os daré un esquema “estándar” que funciona bien en todas circunstancias, y que para empezar viene fenomenal. Sobre todo, porque al inicio tendremos pocos flashes y/o equipamiento adicional.

Tendremos:

  • Una luz directa al fondo que se encargará de iluminarlo. Dependiendo del color del fondo obtendremos efectos curiosos. Un blanco iluminado como en las revistas, un tono grisáceo si damos menos potencia de luz, etc.
  • Una luz a 45/45 (en cristiano, que la luz ilumine con un ángulo de 45 grados) del/ de la modelo para su iluminación difusa. Deberemos montar un difusor o paraguas en nuestra unidad de flash. No nos vamos a meter aquí con luz dura/difusa, sino que vamos a lo sencillo y efectivo.

Nuestro esquema de iluminación quedaría como sigue:

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Es importante que las luces estén tan cerca como se indican. Los flashes a distancia no iluminan;-)

3.    Situamos al modelo
En la zona que hayamos definido para nuestro/a modelo ya podemos situarlo (es importante separarlo del fondo para evitar sombras). Muchas unidades de flash tiene dos tipos de luz (de modelado y la propia de flash). Si encendemos la luz de modelado podremos ver exactamente qué iluminará la luz del flash cuando se dispare. Nos sirve como guía y ayuda para dirigir la luz.
Lo que no hay que confundir nunca es esta luz de modelado con los que se llaman flashes de luz contínua. La luz de modelado es contínua, pero no es un flash contínuo. En estos últimos tendremos mucha más potencia y calidad de luz.

4.    Ajustes de cámara
Estamos en un estudio, con iluminación artificial y controlado. Así que formato RAW como vimos en su día, balance de blancos automático (¿cómo?, se dispara en RAW así que no tendrás que preocuparte), Modo Manual, ISO 100, Velocidad de Obturación 1/150 y apertura … ahí está el quid de la cuestión.
En principio el único dato que no has de tomar como cierto de lo que te he contado es la velocidad del obturador 1/150. Tendrás que poner lo que diga en tu cámara que es la velocidad de sincronización de flash. Es algo técnico en lo que no vamos a entrar aquí pero sólo decirte que si no pones la correcta las fotos te saldrán mal. Puede que tengas la mitad de la foto iluminada y la otra oscura. Prueba valores de entre 150 y 250 si no lo encuentras en tu manual. O busca en cualquier foro de Internet el modelo de tu cámara que seguro que alguien te ayuda con el valor adecuado.

Terminado.

Eh, ¿no falta algo? Pues sí, a parte de montarle el disparador de infrarrojo del que hablamos en la primera parte, ahora veremos qué pasa con la apertura.
¿y lo del objetivo? Pues esto es un poco mito de la fotografía. Alguien te dirá que mejor un telecorto, mejor que pongas un 70 u 80mm, mejor un 50mm. Es cierto que los zooms te permitirán tener proporciones más naturales en un modelo que un gran angular que lo deforme. Pero como no sé las dimensiones del salón de tu casa, pues no te puedo recomendar algo específico. O sí, pon lo que te permita separarte más del modelo pegando la espalda contra la pared de tu salón.

5.    Ajuste de unidades de flash
En las unidades de flash lo que solemos regular es la potencia del disparo. Dependiendo de los Vatios de potencia de la unidad tendremos un «potenciómetro» (algún tipo de mando regulable en tu unidad) con valores como 2,4, 10 … que indican la potencia de disparo. No te puedo decir que pongas un 4, ya que un 4 en algunos flashes apenas iluminará y en otras será como si hicieses una foto a Dios en el cielo.
Aquí lo mejor es ensayo y error, la primera vez, ya que luego ya sabrás lo que da de sí tu unidad. Aunque podemos ayudarnos de nuestro maravilloso fotómetro.
El fotómetro que hemos comprado lo hemos de poner pegado a nuestra modelo y en dirección a donde tendremos nuestra cámara. Lo que queremos es medir la luz que habrá en esa zona cuando nuestra cámara apunte hacia ella.

Ahora debería venir todo un tratado de iluminación y empleo del fotómetro.  Es lo que la gente normal hace cuando se apunta a una famosa escuela de fotografía: cómo medir la luz, compensar, fórmulas matemáticas, etc.
Para nosotros es más sencillo. Ponemos el fotómetro en modo flash, 100 ISO y los 1/125 (o lo que sea para ti) de velocidad de sincronización. Pulsamos su botón esperando el destello del flash. Y disparamos nuestro infrarrojo para que todo se ilumine.
Ahora nuestro fotómetro nos proporcionará el valor de apertura que necesitaremos poner en nuestra cámara para obtener una buena exposición. De aquí se saca este valor, ¿ves como merece la pena esperar?.
Pero en todo esto hay un pequeño truco. Valores entre 8 y 11 son los que hacen valer a nuestros objetivos (normalmente) y los que proporcionan mayor nitidez. Si no estás siendo creativo difuminando con aperturas como 1.8 lo que tienes que hacer es regular la potencia de tus flashes, acercarlos o alejarlos de la modelo, hasta que veas un 8 o un 11 en el fotómetro. A veces un exceso de luz puede estar bien ya que se lleva mucho en publicidad, pero no te pases.
Y siempre con atención a cómo se ilumina la modelo. A ver si con tanto mover te encuentras con que iluminas el pelo y la cara la dejas a oscuras. Por eso antes os proponía un esquema sencillo que no suele fallar.

6.    Disparar.
Pues ya podemos movernos a nuestra zona de disparo y tomar la foto.
Hay que tener cuidado de que si le decimos a nuestro modelo que se mueva, debe hacerlo siempre en la misma zona. Si echa para atrás la cabeza, 30 cm., puede que se falle todo la iluminación y que tengamos que reorientar luces y volver a tener que medir.

Con un poco de práctica podrás hacer estos ajustes de potencia a mano sin tener que volver a coger el fotómetro.
Y ten cuidado de no sacar las unidades de flash en tus tomas. Estarán muy cerca de la modelo, con lo que tendrás que buscar un ángulo desde no se vean, o borrarlas luego con Photoshop.

¿Qué vamos a obtener si seguimos este flujo? Algo parecido a esto:

Esto es lo básico para disparar en un estudio. Ahora puedes buscar otros esquemas de iluminación en Internet y leerte este estupendo artículo de fotopunto para aprender más sobre el tema.
En la última entrega de este curso veremos la forma de procesar estas fotografías con unos ejemplos.

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Comenzando con la Fotografía de Estudio (Primera Parte)

Este año los Reyes Magos se han portado muy bien con algunos amigos que desde entonces no hacen más que pedirme un tutorial para comenzar un estudio casero con los maravillosos kits fotográficos que han recibido. Y de entre todos ellos se lo dedico a Mariano. Mis fuentes de información me han hablado de esa buhardilla a la espera de convertirse en el próximo Studio 54 (ya sé que es el nombre de una discoteca, pero suena bien;-)).
Existe muy buena documentación en Internet acerca de la fotografía de estudio. Hace poco en fotopunto publicaron un extenso reportaje sobre diferentes esquemas de iluminación para retrato. El problema de estos tutoriales es que suponen que ya te manejas con el equipamiento y que tienes los conocimientos necesarios para empezar.
Como eso no suele ser así, aquí van estas breves líneas con lo que siempre quisiste saber de la fotografía en estudio y nunca te atreviste a preguntar.

Equipamiento inicial:
La mayoría de los kits que venden para iniciarse en la fotografía de estudio, aunque bastante completos, siguen necesitando de algunos añadidos básicos para comenzar a trabajar.
Muchos de estos kits suelen venir con un par cabezas de flash, algún tipo de paraguas, snoots (conos),geles,  difusores, unos trípodes o soportes de sujeción para las unidades de flash, algún tipo de cableado, etc. Todo en una bonita bolsa de transporte.
kitstudio

La mala noticia después de ver algo tan magnífico es que no lo tienes todo. Veamos qué más cosas nos hacen falta:

Disparador de las Unidades de Flash:
De alguna forma tendremos que poder disparar, desde nuestra cámara, nuestro nuevo maravilloso equipo de iluminación. Básicamente tenemos cuatro formas de hacerlo:

  • Cable: normalmente la forma más sencilla y barata. Bien nuestra cámara tendrá una salida para este tipo de cable disparador, o bien podremos incorporar una zapata a nuestra unidad de flash (y a nuestra cámara) si fuese necesario, para poder hacerlo. Estos conectores parecen los jack de música (aunque no te equivoques, no son lo mismo). Los hay grandes, pequeños, pero no te preocupes mucho porque  existen adaptadores.Todo un mundo al que cualquier dependiente de tienda fotográfica podrá darte respuesta. Personalmente lo desaconsejo. Estar pendiente de un cable, que si llega a la unidad o es demasiado corto, que qué pasa si tienes más de una unidad de flash (aquello puede parecer la red de spiderman en el suelo del estudio), que si se enreda (la de unidades de flash que han terminado sus días cayendo estrepitosamente al suelo). En fin, ni se te pase por la cabeza comprarte un cable.
  • Sincronización de destello: muchos flashes pueden configurarse para que disparen su luz cuando “vean otra similar”. Así al disparar el flash de tu cámara, las propias unidades de flash del estudio dispararán su luz. Tampoco te lo aconsejo. Puede que tu flash sea muy malo (si tu kit de estudio es muy barato seguro lo será), con lo que la sincronía con el disparo de tu cámara puede dejar mucho que desear. Pero si la cosa funciona al final vas a tener en tu estudio dos unidades disparando, por ejemplo, más tu propia luz de cámara sin control. Un collage perfecto para el desastre.,
  • Unidades de control remoto por radiofrecuencia: empezamos ya a hablar de cosas interesante. A no ser que dispongas de un equipamiento muy caro, que llevará el sistema de radiofrecuencia integrado, tendrás que comprar un adaptador para tu cámara y otros para tus unidades de flash. Esta opción la suelen utilizar mucho los amantes de strobist y de sus unidades portátiles de flash, pero con flashes de estudio tenemos alternativas más baratas y “compatibles”. Eso sí, si quieres quedar como lo más de lo más en fotografía cómprate un equipamiento de estos, te pueden costar más que tu kit de iniciación.
  • Disparador de infrarrojo: y llegamos a la opción “perfecta” para empezar…. y continuar. Si os acordáis, la opción segunda (la sincronización por destello) tenía muy buena pinta si no fuese por nuestra propia luz de flash. ¿Y si en vez de disparar nuestro flash con luz visible lo hacemos con luz infrarroja? Pues que no veremos la luz de nuestro disparo pero sí conseguiremos disparar nuestras unidades remotas (que sí que ven esta luz). Para ello, las unidades de flash tienen que ser capaces de detectar este tipo de destello. La mayoría de los kits que se venden en el mercado tienen esta característica, aunque sean muy baratos; aunque no estaría mal que a la hora de comprarlos lo verificases con el suministrador.

Estos disparadores los puedes encontrar rondando los 60 euros, y tienen el siguiente aspecto:
dinfrarrojo
Su uso es muy sencillo. Se colocan como si fuesen la unidad de flash de tu cámara. Aquí podemos ver uno montado:
dinfrarrojo2
Suelen tener sólo dos botones: encendido/apagado y test (para comprobar su funcionamiento de forma manual).

En cuanto pulsemos el botón de test dentro de nuestro estudio, si nuestras unidades de flash remoto están encendidas, veremos cómo automáticamente se disparan (todas ellas). Genial!!
Aunque recuerda que hablamos de infrarrojos, no de rayos x; si disparas a escondidas no funcionará.

Fotómetro / Flashimetro:
En un estudio no te servirá trabajar con el fotómetro de tu cámara. Primero porque no verá nada hasta que se disparen los flashes. Segundo porque vas a tener mucho ensayo y error (a pesar de que te ayudes con el histograma) para obtener un buen resultado.
Cuando lleves un tiempo con tu estudio, te conozcas la potencia de tus flashes al dedillo, y te manejes con todos los esquemas de luz posibles … podrás vacilar a tus amigos sin emplear más que el “ojo de buen cubero”.
Lo que necesitas, mientras tanto, se llama fotómetro (o flashímetro cuando exclusivamente se miden destellos de flash). Yo prefiero un fotómetro que mida flash (y más cosas) ya que vale para … más cosas.
El mundo de los fotómetros y su uso daría para una enciclopedia. Así que confía en mí. Para un uso amateur/semiprofesional no necesitas el superfotómetro último modelo. La mitad de las funciones que tenga no las vas a utilizar, y la otra mitad no la vas a entender.
Te recomiendo un modelo como el Sekonic L-308 S.
sekonic
Más adelante veremos cómo funciona.

Fondos:
Normalmente los kits de estudio no suelen venir con algo fundamental, los fondos.
La mayoría de los iniciados cuelgan un par de sábanas por detrás del/la modelo, bien estiradita para que no queden arrugas y a disparar. Bueno, a no ser que sepas muy bien cómo iluminar y trabajar un fondo, una sábana es una sábana. Y una pared (con gotelé) es una pared con gotelé.
Busca una pared lisa bien pintada o hazte con un fondo de estudio en condiciones. A no ser que busques fondos naturales de tu apartamento que te podrían servir.
Muy buenas fotos se arruinan por un mal fondo.

En la próxima entrega veremos cómo utilizar estos elementos en nuestro estudio.